Madrid es Troya. La inmensa mayoría de la gente que hemos conocido en esta ciudad ha venido aquí a luchar por sus sueños. Lo han dejado todo para que su nombre resuene en la historia pero, ¿Qué pasa después? ¿Qué pasa cuando la guerra acaba? ¿Somos capaces de volver a casa, o necesitamos una excusa para seguir luchando indefinidamente? ¿Somos capaces de aceptar la derrota?

Leer LA ODISEA con todas estas preguntas en la cabeza fue un proceso revelador, y empatizar con las cuestiones que Homero plantea en su epopeya nos dio el impulso necesario para comprender que no estamos muy lejos de esos héroes clásicos: Queremos sentir que nuestra vida ha servido para algo, que no nos hemos equivocado en hacer lo que hacemos, que, en definitiva, todo esto tiene algún sentido.

Vivimos en un tiempo en el que necesitamos dejar constancia de nuestra huella en el mundo mediante las redes sociales, demostrar que hay algo que nos diferencia, que nos hace únicos, cuando en el fondo, todos buscamos la misma cosa: Encontrar esa particularidad que nos conecta con el resto de la gente.